UN MONTAJE SIN PALABRAS
Por Marietta Santi
Paula 1177. Sábado 4 de julio de 2015.
Este mes se presenta la obra Como ovejas y lobos, que escenifica los tradicionales relatos infantiles de los hermanos Grimm. Y todo, con actuaciones completamente mudas. Hasta el 2 de agosto en el Centro Cultural Estación Mapocho.
Tres confiadas ovejas tienen todo dispuesto en su hogar para recibir a su amo, el leñador. Pero cuando todo parece perfecto aparece el lobo, su enemigo por antonomasia, y ellas deben utilizar su astucia para salir con vida. Entonces, se despliega en escena el ancestral conflicto entre el bien y el mal. Así es la obra Como ovejas y lobos, escrita y dirigida por Ariel Hermosilla, en la que los actores de la compañía Mario, Luiggi y sus fantasmas desarrollan la puesta totalmente mudos, sin palabras, ni dichas ni escritas, confiando el relato solo a la potencia de la imagen.
En este proyecto –segunda entrega de la trilogía La hora del cuento que partió en 2012 con El hecho común–, Hermosilla reunió su pasión por los cuentos infantiles con una marcadora experiencia biográfica: un viaje que el director hizo a Bremen, Alemania, con la compañía Teatro de Chile, donde tuvo que entenderse por gestos al no saber el idioma. De vuelta en Santiago decidió montar una obra sin textos y centrada en la imagen, idea que calzó perfectamente con los cuentos que lo obsesionan. Así, se lanzó de cabeza a releer los textos de los hermanos Grimm y centró su mirada en todos los que tenían que ver con lobos. La relectura le permitió descubrir que este personaje no es tan malo como parece, ya que su rol consistiría en poner una cuota de libertad, irreverencia y animalidad en una narración.
En el texto El lobo y las siete cabritas, de los hermanos Grimm, Hermosilla encontró finalmente la guía para escribir Como ovejas y lobos, que se desarrolla en siete cuadros para narrar las peripecias de las ovejas que viven con un leñador (Camilo Fernández), sometidas a estrictas reglas. Las ovejas (Stephanie Ayala, Catalina Covarrubias, Paulina Pavez) y el actor que da vida al lobo (Manuel González) llevan cabezas de animales, no hablan en ningún momento y la música y la iluminación sirven de refuerzos para subrayar las emociones.
El resultado es una pieza intensa, que hurga en el enfrentamiento entre conceptos como cautiverio–libertad, femenino–masculino, obediencia–desenfreno y luz–oscuridad. Lo interesante es que la lectura de la puesta en escena es amplia, apta para adultos y niños desde 10 años. Hasta el 2 de agosto en la sala Ana González del Centro Cultural Estación Mapocho. Jueves a sábado a las 21:30 horas.
$ 4.000 entrada general; $ 2.500 estudiantes y tercera edad.
Basado en el cuento El lobo y los siete cabritos, Ariel Hermosilla escribió el texto Como ovejas y lobos, montaje que cuestiona la figura maléfica del lobo y le otorga una nueva lectura.
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